Nace en Toay, La Pampa, Argentina el 17 de marzo de 1920. Fallece a los 79 años de un ataque al corazón en la clínica Anchorena de Buenos Aires, el 15 de agosto de 1999.
Nació en un paisaje dominado por el viento y los médanos,
que cambiaban de forma y de lugar, paisaje que de un modo elusivo atraviesa
su obra:
En 1937 obtiene el título de Maestro Normal Nacional recibido
en el Colegio Normal Sarmiento, inmediatamente después se dedicó
totalmente al estudio literario, llegó hasta el cuarto grado de
letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de
Buenos Aires, 1941.
Su obra poética ha sido traducida al francés, inglés,
italiano, alemán, rumano, indio, portugués y japonés.
Olga Orozco ha realizado una de las más sólidas trayectorias poéticas de este siglo.
Su poesía, hecha de silencios e interrogaciones, que busca
"más allá de lo sensorial",motivó que la crítica
la asociara al surrealismo.
"Yo me siento afín a ellos (los surrealistas) en cuanto a la
actitud frente a la vida, a la fe en la justicia y en la libertad,
al valor de los elementos oníricos y subconcientes, a la existencia
de otras realidades. Sin embargo, nunca practiqué la escritura automática,esencial
para la escritura surrealista", contó en una entrevista publicada
el '98 por la revista Siempre!
Su escritura nacía de "un estado especial, un estado de gracia, que algo ha provocado. Después se puede hacer un duro y arduo trabajo. Pero el primer momento es siempre especial". En esos momentos, que se sumergía "en la oscuridad máxima".
Poeta melancólica, decía que su escritura "interroga a Dios" y se despertaba con la desdicha antes que con la dicha, porque "la pérdida te lleva a una cantidad de lugares invisibles que serán hallados en algún momento".
Se destacó también en el periodismo,
colaboraba habitualmente con los suplementos culturales de los periódicos
La Nación y Clarín y trabajó en revistas femeninas
como la mítica Claudia.
Junto con Alberto Girri, pertenecía a
la generación de los escritores que mantuvieron en pie la poesía
argentina en los momentos más duros, cuando la literatura argentina
fue arrasada por la dictadura militar y la mayoría de los autores
sobrevivió en el exilio.
Al recibir el Premio Juan Rulfo en 1998 declaró:
"estoy en búsqueda de mi identidad última, eso es lo que hago yo en mi poesía". "yo creo que el poeta en general atraviesa zonas que son imprevisibles, inclusive, para sí mismo. La palabra atraviesa zonas anegadas, que interrumpen inclusive sus pasos, [y entonces el poeta] tiene que hacer rodeos, tiene que desechar cosas a las que estaba muy apegado". A decir por Orozco, "el alivio primero que yo siento con la poesía es cuando pongo el punto final".
. . ."la poesía es un estado de gracia,
pero no es un estado de alegría tampoco, permanentemente. Hay muy
pocas veces en que uno puede hacer un himno de alabanza [...] Para mí
es una
catástrofe de otras cosas, para un encuentro
final, sí, con la fe, con la esperanza".
Y es que Orozco confiesa que ha hecho suyo "ese
proverbio español que dice: 'boca que besa
no canta', entonces mi poesía lo que canta
es la boca que deja de besar. Claro que canta
llorando", y añade: "la
felicidad se cumple por sí misma, da un estado de plenitud que casi
no
necesita expresarse de otra manera que viviendo".
"Somos además transgresores. No aceptamos las leyes de causa y efecto, la sucesión lineal del tiempo, el disponer de un solo yo, de un solo aquí y de un solo ahora. Alteramos además la organización razonable, porque nuestro orden de valores no es el de la generalidad, porque atesoramos palabras inválidas en lugar de monedas de oro y exploramos y sembramos en terrenos que no son de este mundo".
Premios: Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía, 1971, por una de sus obras de teatro recibió el Premio Nacional de Teatro a Pieza Inédita, Argentina, 1972, Premio Nacional de Poesía, Argentina,1988, Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, 1998, México.